El 2º Giro de Italia de Miguel Indurain lo quiso plantear como el primero. Buscaba un Giro tranquilo, de preparación para asaltar su tercer Tour de Francia. El Giro de Italia de 1993 destacaría por tener menos contrarreloj y más montaña. Además, una de las contrarrelojes era cronoescalada. Los rivales de Indurain eran el italiano Claudio Chiappucci y el letón Piotr Ugrumov.
Miguel Indurain se vistió la maglia rosa desde la primera contrarreloj de Senigallia. Al día siguiente, se produjo una escapada numerosa e Indurain decidió dejar el liderato para no desgastarse mucho.
Cuando llegó la alta montaña, Indurain intentó imponer su posición y tiraba del grupo sin pedir relevos. Prácticamente sin levantarse del sillín, llevaba con la lengua fuera a la mayoría de sus rivales. Al llegar a meta, Indurain dejaba ganar la etapa a sus acompañantes como fue en este caso Chiappucci. Así se puso de líder en la decimocuarta etapa. Indurain se encontraba otra vez con el liderato y decidió intentar mantenerlo, pero sin emplear mucho desgaste. En la montaña sabía que tendría que defenderse contra el letón y el italiano.
Así llegamos a la cronoescalada de Sestriere, que podía decidir el Giro de Italia. Indurain en su terreno volvió a arrasar. Solo Ugrumov pudo resistir perdiendo menos de un minuto, el italiano por su parte, decía adiós al Giro al perder más de 4 minutos.
Al día siguiente, se corría una etapa de montaña con final en Oropa. Ugrumov decidió echar el resto y puso contra las cuerdas a Indurain recortando más de medio minuto en la general. Indurain consiguió mantener la maglia rosa con 58 segundos de ventaja, una de las ventajas más cortas de la historia del Giro de Italia.
Indurain consiguió su segundo Giro de forma consecutiva y este mismo año conseguiría por segundo año consecutivo otro doblete, Giro y Tour.